Luego de incursionar en el terreno del cine, Diana Ferraro —nacida en 1944— se dedica al periodismo a través de Claudia, Vogue y otras. Fervorosa testigo de una época muy determinada de la historia argentina —1979/80—, Ferraro utiliza recursos del mejor cuño para plasmar una novela en la cual la realidad colectiva se inmiscuye sin piedad en la vida de la gente. De ese modo, busca la identidad de la mujer en un medio donde se habla de imperialismo sin tener en cuenta que uno de los imperios está conformado por el sexo masculino. Discutible, seguramente polémico en los próximos meses, el libro lleva a su protagonista, Laura Sánchez, por el mismo camino subjetivo de toda una generación de mujeres de la clase media de Buenos Aires, mientras que su vida es atravesada y transformada, a pesar de ella, por la incontenible historia de las luchas por el poder en nuestro país. Los misterios se suceden, y solo se resuelven para plantear una nueva incógnita. Es entonces cuando aparece un personaje llamado Hartmann, un oscuro y relegado hombre de los deletéreos y complejos “servicios de inteligencia”.